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M, tercera parte

...A manera de chiste le conté a mi papá y con tono de indignación le dije: -y todavía me invitó por unos “tragos” el jueves tu crees?- esperaba que mi papá se riera de incredulidad pero muy serió giró la mirada y me dijo: -y vas a ir?- y atónita le dije -pues no!, ¿cómo crees?- y me dijo: -pues deberías ir- creo que e ese punto me di cuenta de lo mal que yo estaba por que en ningún universo mi papá me hubiera animado a salir con un total extraño por unos tragos antes. 
Le escribí a mi amigo C lo que había pasado y me dijo que al otro día él y su novia iban a ir a esa plaza, que le dijera en qué tienda y como con qué look iba ese chavo para hecharle un ojo.
Al día siguiente me escribió mi amigo y me dijo: -G ese vato es un ojo alegre, se ve que nada más anda viendo qué cazar!, si vas a salir con él es para que te lo cojas por que no creo que te sirva para nada más- Eso me sacó de onda, u como el miércoles 1 de Enero es el cumpleaños de mi papá me sirvió de pretexto para decirle a M que no podía ir con él. 
Creía que ahí había terminado la cosa pero me volvió a escribir, me preguntó si podíamos salir el sábado y la verdad en un ataque de honestidad me pregunté a mi misma ¿Qué tienes que perder? y la respuesta era: Nada, absolutamente nada por que en mi entendimiento, ya lo había perdido absolutamente todo así que decidí decirle que si.
Él quedó de pasar por mi a Acoxpa, por paranoia no le quise dar mi dirección y de ahí íbamos a buscar un café. Cuando llegó en su coche, me subí, lo saludé y percibí un olor a colonia rico. Y me di cuenta que estaba nerviosa, así que empecé a platicar con él de cualquier cosa hasta que le pregunté, -¿ya te acordaste de dónde me conoces?- y me dijo: -si, de la prepa 5, andabas con un enano y por eso nunca me acerqué pero siempre te me hiciste bastante atractiva- pensándolo bien y en retrospectiva eso fue un halago, pero en mi mente sólo resonaban las palabras “andabas con un enano” y me contestaba a mí misma “si, andaba con él hasta hace unos días por que él me engañó” y no sé por qué pero la tristeza y rabia que sentía en ese instante era com si tuviera nublado el juicio por el alcohol y de la nada se me escapó hacerle una sugerencia: -M, y ¿todavía te gusto?-, -Pues claro! si no no te habría escrito!- -Ok, ¿Qué te parece si para esta noche te doy dos opciones?; La primera, nos olvidamos del café, conduces hacia un hotel y cogemos, si eliges esta debes saber que no importa el resultado (si nos gusta o no) no nos vamos a volver a ver- la cara de M era un poema, no se podía creer lo que le estaba proponiendo, aún así continué: -o la segunda: vamos por ese café y platicamos pero te advierto que en este momento me siento un poco depresiva y tal vez te aburra, sin embargo si eliges esta opción y nos agradamos podemos seguirnos conociendo- Y pues.. el chiste se cuenta sólo ¿no? Por supuesto que eligió la opción numero uno, pero primero me preguntó que si estaba segura, supongo yo para no verse tan mal. 
Le dije que estaba total y completamente segura, había un fuego dentro de mi que me decía que todo iba a estar bien. Cuando llegamos al hotel, uno muy pequeño sobre Avenida Tlalpan (uno que yo nunca había percibido que se encontraba ahí a pesar de haber pasado n- mil veces por ese lugar) nos bajamos, pagó un cuarto y fuimos al elevador que era minúsculo, a penas cabíamos los dos sin tocarnos. Y ahí mi juicio regreso a mí y se manifestó con una temblorina incontrolable en todo el cuerpo, podía sentir que sudaba frío y tenía congeladas las manos y los pies, y por supuesto que él lo notó y me dijo: -G, ¿estas bien? No tenemos que hacer nada si tu no quieres- Pum! le dio al clavo! Siempre he tenido una vena de rebeldía que a penas alguien insinúa en mi mente retorcida que no podré hacer algo y zaz! se activa y mi deseo incontrolable es cualquier cosa que signifique un reto para mi: adiós temblorina! Llegamos al piso, salí del elevador y le dije: -Claro que quiero, y vamos a hacerlo- Sus ojos brillaron y entramos al cuarto.

Igual seguía yo muy nerviosa pero puse un poco de música y me dejé llevar, empecé a bailar frente de él y poco a poco me fui quitando la ropa, hasta sólo quedar en ropa interior, tenía puesto un conjunto negro que en realidad no tenía nada de especial, pero debo admitir que se me veía muy bien. M estaba sentado en la orilla de la cama y se había quitado los zapatos y las calcetas, cuando me acerqué a él sus ávidas manos me rodearon buscando en broche de mi sostén y lo soltó, mientras yo apoyaba una rodilla en la cama por fuera de una de sus piernas y dirigía con mi...

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